martes, 16 de noviembre de 2010

Cartas al director publicadas en el diario La Rioja

Del Pleno y la Ordenanza Cívica

http://www.larioja.com/v/20101109/opinion/pleno-ordenanza-civica-20101109.html

Sr. Director: Sobre la ordenanza cívica que unánimemente aprobó el Pleno del Ayuntamiento, quisiera reclamar a Concha Arribas:
Querida Concha, nadie se esconde detrás de 'organizaciones'. Simplemente, nos organizamos. No obstante, me presento: Soy Isabel Cano y, como tú, soy docente. Pero, precisamente como docente, me parece indefendible decir, como te escuché, que la ordenanza, basada en prohibiciones y sanciones, es una medida educativa y en pro de la libertad.
Expongo en concreto el caso que más me preocupa como parte de esa sociedad que, sin estar en ningún partido político, hace política social.
Me preocupa que a partir de ahora se nos exija pasar otro trámite, y nada menos que por funcionarios policiales, para pegar carteles a favor, por ejemplo, de la enseñanza pública, o sobre una charla. Y además, ¿dónde los vamos a pegar si la ordenanza 'protege' los bienes públicos y privados visibles desde la vía pública? ¿Quién protege mi libertad para poner una bandera de 'No a la guerra' o la banderita del mundial? ¿Tiene un policía que aprobarme el mensaje?
También tendré que pedir permiso para recoger firmas a favor del trabajador muerto que quisieron hacer pasar por ladrón y, cómo se juzga si estoy entorpeciendo o no la vía pública.
Somos organizaciones humildes, muy humildes. Bien lo sabéis. ¿Nuestra pretensión? Crear espíritu crítico sobre temas importantes. También de eso tenéis conocimiento, aunque con mis 44 años tenga que oír que somos unos cuantos «jóvenes pintorescos». No querida Concha, somos personas cívicas que buscamos una sociedad más participativa y justa, sin necesidad de que se nos controle porque no hacemos nada malo. Al contrario.
¿Nuestro pecado? Únicamente pueden ser la independencia y pegar 50 DIN-A3 en blanco y negro de vez en cuando por la ciudad para intentar llegar a la gente, o recoger firmas.
Y tú dirás: Hay otros medios de comunicarse con el público y reivindicar cosas. Pero pregunto: ¿Cuáles? Los bolos desaparecieron y los medios rara vez nos dan voz. Entonces. ¿Qué pretende la ordenanza? ¿Acallarnos? ¿No?. Controlarnos al menos.
Por eso, donde tú ves civismo, yo no puedo evitar ver falta de libertad.
Sinceramente, si no sois capaces de cambiar contundentemente esa ordenanza en los temas de libertad de expresión y también en la criminalización de la mendicidad sin más, para mí será la prueba de que seguís la máxima politiquera de que «en el país de los lelos, el recorte de libertades da votos». Si esa es vuestra apuesta, os propongo un paso más allá: ¿qué tal aplicar la ley antiterrorista a quien atente contra la civilidad con un «Se dan clases particulares» en las farolas?
Con esperanza y preocupación:


Ordenanza de convivencia ciudadana: las sombras

http://www.larioja.com/v/20101114/opinion/ordenanza-convivencia-ciudadana-sombras-20101114.html

La llamada Ordenanza de Fomento de la Convivencia Ciudadana, aprobada por el Ayuntamiento de Logroño, recoge una serie de cuestiones, cuando menos, inquietantes:
En primer lugar esta normativa intenta liquidar, forzando su invisibilidad, a aquellas organizaciones cuyas iniciativas no suelen tener espacio en los medios de comunicación oficiales y que a partir de ahora pasarán a depender de la «buena voluntad» del funcionario de turno, que tenga a bien «conceder el derecho» a poder pegar carteles, repartir folletos, o instalar mesas informativas en las calles. Quienes tengan la osadía de realizar alguna de estas actividades sin el preceptivo permiso, bien porque el acontecimiento sobre el cual quieren informar requiere cierta rapidez que impide la solicitud correspondiente, bien porque el Ayuntamiento deniega o, simplemente, no quiere contestar sobre dicha solicitud, se arriesga a abultadas multas.
La pregunta es: ¿será esta normativa de obligado cumplimiento para todos y todas, incluyendo teatros, comercios, sociedades deportivas, o los propios partidos políticos que la han aprobado o, por el contrario, las consecuencias del incumplimiento recaerán, cómo decirlo, a determinadas organizaciones, de una manera más «selectiva»?
Por otro lado, bien harían las Asociaciones de Vecinos que ahora aplauden esta ordenanza en reflexionar lo que puede pudiera pasarles cuando alguna de sus legítimas reivindicaciones no encuentren eco en las autoridades municipales y pretendan movilizar al vecindario con materiales informativos.
En segundo lugar, resulta lamentable el tratamiento de la mendicidad. Resulta curioso comprobar cómo aquellos que implementan medidas económicas que traen consigo el paro, los desahucios, la miseria o directamente el hambre a capas sociales cada vez más amplias de nuestra sociedad, ahora castigan precisamente a esos mismos «daños colaterales» de sus políticas. En definitiva, sus medidas económicas golpean, sus programas sociales demuestran su inutilidad, pero se aplica mano dura para sus víctimas en forma de mendigos o personas que tratan de ganarse la vida con máxima precariedad. ¿Qué opina la supuesta «voz humanitaria» del Ayuntamiento y concejala de Derechos Sociales, Pilar Criado, de que se trate en una misma ordenanza a quien destroza una farola o un árbol, y a quien se ve obligado a dormir en la calle? Pregunta retórica, pues también la señora Criado votó a favor de la ordenanza.
Por último, la ordenanza establece la posibilidad de sustituir las multas por «trabajos en favor de la comunidad». Esto ya es intolerable. Se sustituyen puestos de trabajo por mano de obra gratis, y de ello se lucran empresas privadas subcontratadas por el Ayuntamiento de Logroño, alguna de las cuales tiene, por cierto, sentencias condenatorias por violar derechos de los trabajadores.
Ojalá se pueda imponer algo de cordura y retirar semejantes aberraciones. Tiempo hay.